23 de jan. de 2011



Me tropecé contigo en primavera,




una tarde de sol, delgada y fina,



y fuiste en mi espalda enredadera,



y en mi cintura, lazo y serpentina.



Me diste la blandura de tu cera,



y yo te di la sal de mi salina.



Y navegamos juntos, sin bandera,



por el mar de la rosa y de la espina.



Rafael de León



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